Elaborado por Eduardo Carbajal, profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Si bien es cierto que las fechas navideñas son las más esperadas y para muchos las mejores del año por temas familiares, espirituales, vacacionales o simplemente porque a la gente le parecen muy lindos los arreglos navideños, es una de las festividades con mayor derrama económica y donde el gasto familiar es superior al de cualquier otra época del año.
La cantidad de dinero que se gasta en la compra de boletos de avión o autobús, gasolina, mantenimiento de autos, etc., sumada a la cantidad de dinero gastado en servicios hoteleros y de hospedaje más lo gastado en alimentos y bebidas y obsequios, regalos, donaciones, etc., componen el mayor gasto en México para una familia de cuatro integrantes en promedio.
Pero no sólo es un gasto monetario. Las fechas navideñas implican un uso de recursos que tienen un impacto ambiental enorme. Comencemos por la comida: el aumento en la demanda de alimentos, principalmente carne, crece las emisiones de dióxido de carbono. Si además en la cena usamos consumibles de plástico de un solo uso (desechables), el impacto ambiental es mayor. En cuanto a los viajes realizados en esta época del año, todos los medios de transporte que usan motor de combustión interna también tienen un impacto creciente en la demanda de hidrocarburos, generando más emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Si queremos tener los adornos y la iluminación más bella para nuestras casas, eso implicará una mayor demanda de energía eléctrica, aunado al aumento estacional generado por la diminución de temperatura propia del invierno, lo que nos lleva a una mayor utilización de hidrocarburos para que las plantas generadoras de energía puedan afrontar esa creciente demanda. En resumen, aumentan las emisiones contaminantes al ambiente. Por último, la compra de obsequios navideños, que en su mayoría son ropa, zapatos, libros, cosméticos, juguetes con y sin componentes electrónicos y accesorios para mujeres y hombres, generan una demanda estacional que aumenta también las emisiones de dióxido de carbono.
No quiero parecer un aguafiestas de la Navidad, pero creo que, como consumidores, podemos decidir que tipo de celebración queremos tener, sin generar un fuerte impacto ambiental ¿Cómo tener una Navidad sostenible? Algunos consejos: preparar alimentos con bajo impacto en emisiones como comida orgánica, sin carne; que los ingredientes de la cena provengan de proveedores locales para que la cadena de suministro sea menos contaminante; que usemos árboles de navidad artificiales y con adornos fabricados con materiales reciclables (de hecho, si los adornos son los mismos de los años anteriores, mucho mejor); las luces navideñas podrían ser con focos de bajo consumo y LED para reducir la cantidad de energía eléctrica utilizada; para la transportación, yo recomiendo usar medios que consuman menos hidrocarburos como viajes en pool car o en autobús y tratar de no hacer viajes por avión, cuya huella ambiental es mayor.
Es imposible no festejar las fechas navideñas en nuestra cultura mexicana, pero creo que podríamos hacer un esfuerzo de acuerdo con nuestras posibilidades para que esta época además sea una oportunidad de cuidar nuestro planeta.
Publicado originalmente en Las Empresas Verdes.