Elaborado por Olimpia Rosales, investigadora del Grupo de Área Temática en Emprendimiento e Innovación de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
La temporada navideña evoca nobles sentimientos como el amor y la compasión, generando una sensación de unión con los demás y un profundo bienestar personal. El altruismo, una cualidad inherente al ser humano, ha perdurado a lo largo de la historia y en diversas culturas como un valor fundamental en la sociedad. El altruismo es deseable para todos, pero es particularmente esperado de aquellos con mayores recursos económicos, como comerciantes o empresarios.
La práctica de compartir, reflejada históricamente en el diezmo —dar el 10% de los ingresos—, ha sido común desde la antigüedad en civilizaciones como Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Incluso en el contexto de Tenochtitlán en el siglo XVI, los códigos éticos comerciales incluían el cuidado de losdemás, la ausencia de codicia y la entrega de ofrendas materiales, según lo refleja el Códice Florentino.
Culturas como el budismo y la filosofía Zen de Japón enfatizan la sencillez y la compasión como pilares espirituales fundamentales que definen la esencia de la economía. El islam por su parte, emplea el zakat, un impuesto religioso para redistribuir la riqueza. Y la religión católica con la imagen de San Martín Caballero, el santo de los negocios, representa la idea de ofrecer limosna al necesitado.
También la Cábala, o misticismo judío, aboga por la necesidad de “vaciarse” para ser “llenado”, promoviendo la noción de compartir para continuar recibiendo y creciendo. Finalmente, el psicólogo transpersonal Stanislav Grof argumenta que, a pesar de la diversidad espiritual, el mensaje ético principal siempre converge en el amor, la compasión y el profundo respeto por la vida y la empatía con todos los seres sintientes.
En el contexto empresarial, existe una clara oportunidad para generar y compartir valor económico y social. Diversas respuestas han surgido, desde el enfoque en la responsabilidad social empresarial hasta la promoción de empresas conscientes y el emprendimiento social, todos intentando acercarnos a la empatía y la unidad como sociedad.
Recientemente, en el marco de mi investigación durante mis estudios de doctorado en el Tecnológico de Monterrey, tuve el privilegio de entrevistar a empresarios de diversas industrias. Descubrí con satisfacción que aquellos involucrados en acciones altruistas de diferente índole, son quienes experimentan una vida más plena y, curiosamente, también son los que obtienen los mejores resultados a largo plazo en sus empresas.
¿Podría el altruismo ser el vínculo entre el hedonismo y la trascendencia al apelar a nuestros valores más nobles como seres humanos? La propuesta es probarlo y averiguar si griegos, mexicas, cabalistas y psicólogos tienen razón, o si ha sido simplemente el idealismo de unos pocos. Explorar si compartir es el factor que falta en la ecuación estratégica, permitiendo a las empresas trascender más allá de los meros resultados financieros y comenzar a cimentar el alma que garantice su trascendencia.
Publicado originalmente en Infobae.